Ante el aumento significativo del impacto de la tecnología digital sobre el medio ambiente, las empresas deben asumir su parte de responsabilidad, apostar por unas verdaderas tecnologías verdes (“Green IT”) e iniciar un proceso de sobriedad digital. A continuación, un cruce de opiniones entre Hugues Ferreboeuf, director asociado de Virtus Management, que en 2018 dirigió el informe “Lean ICT, Pour une sobriété numérique” (Lean ICT, hacia la sobriedad digital) del think tank The Shift Project, y Dominique Tessaro, director de sistemas de información de VINCI Energies.
En su informe publicado en 2018, The Shift Project señala los efectos altamente negativos de la transición digital sobre el medio ambiente. ¿Hay razones para alarmarse?
Hugues Ferreboeuf. Por fin se despeja la nebulosa en torno a este tema. Y es precisamente esta nebulosa la que hace tres años llevó a The Shift Project a analizar el tema en profundidad. En aquel momento, era difícil formarse una opinión clara al respecto teniendo en cuenta las dos tesis contrarias que existían: para unos, los beneficios de la eficiencia energética compensaban los efectos negativos del consumo digital sobre el medio ambiente; para otros, la multiplicación de los volúmenes, en vista de beneficios tecnológicos significativos, aunque limitados, no presagiaba más que serios problemas. Así pues, realizamos varios estudios, auditorías y análisis que nos llevaron a publicar, a finales de 2018, el informe “Pour une sobriété numérique”, cuyos resultados fueron corroborados posteriormente por otros análisis. Son tres los datos que describen el estado de la cuestión. En primer lugar, las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la tecnología digital aumentan a un ritmo del 8% anual. En segundo lugar, son más de un 50% superiores a las emisiones que genera el tráfico aéreo. Y, por último, al menos el 50% de dichas emisiones están directamente relacionadas con la producción de los equipos. Más allá de estas cifras, hoy en día hay unanimidad a la hora de afirmar que el impacto medioambiental de la tecnología digital no solo va en aumento, sino que esta tendencia no es sostenible si queremos tener una mínima posibilidad de mantenernos por debajo de los dos grados de aumento del calentamiento global antes de finales de siglo.
Dominique Tessaro. En esta tendencia descrita por Hugues Ferreboeuf, que suscribo como director de sistemas de información, debemos insistir en lo que llamamos “efecto rebote”: el desarrollo de herramientas genera cada vez más usos y alimenta cada vez más la sed de consumo. Hace diez años, todos los trabajadores de mis equipos de informática disponían de un portátil. Hoy, alrededor de los ordenadores tienen una, dos o incluso tres pantallas. Y es que los costes de producción se han desplomado, y hoy en día una pantalla de 22 pulgadas puede comprarse por 125 €. El iPhone se lanzó hace tan solo 13 años, pero el 90% de los niños que empiezan la educación secundaria obligatoria tiene un smartphone. En definitiva, nos hemos creado unos usos que debemos cuestionarnos todos, ciudadanos, trabajadores, directivos y directores de sistemas de información. ¿Vamos por el buen camino? Es evidente que la respuesta es que no. A partir de aquí, ¿qué podemos hacer para consumir de manera más responsable y entrar en una dinámica de frugalidad digital?
Precisamente, para las empresas, ¿el enfoque verde de las tecnologías de la información es concluyente?
Hugues Ferreboeuf. El “Green IT”, tal y como las empresas lo asumieron quince años atrás, respondía principalmente a la voluntad de optimizar las infraestructuras. Desde entonces, la tecnología digital se ha generalizado de tal modo que está presente en todas partes, por lo que el enfoque inicial, aunque sigue siendo válido, ya no es suficiente. Las empresas deben preguntarse qué está generando este “cada vez más”: cada vez más servidores, cada vez más terminales.
Las empresas deben preguntarse qué está generando este “cada vez más”: cada vez más servidores, cada vez más terminales
Dominique Tessaro. Coincido en que en un primer momento el “Green IT” sirvió para negociar precios más bajos, mientras que el verdadero tema no se llegó a abordar, e incluso desapareció del radar de los directores de sistemas de información y de las licitaciones relacionadas con la tecnología digital. No obstante, reapareció en 2018 y en 2019 representó un verdadero punto de inflexión, quizás debido al “efecto Greta Thunberg”.
¿Se trata de una toma de conciencia generalizada en todas las empresas?
Hugues Ferreboeuf. Al igual que Dominique Tessaro, desde hace año y medio también observo una clara toma de conciencia. El detonante han sido los medios de comunicación, sensibilizados con la crisis climática, que han dado a conocer estudios sobre el tema, como el de The Shift Project, publicado poco después del informe “1,5 ºC” del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC). Por otro lado, las empresas usuarias de tecnología digital también han empezado a dar un giro. En este sentido, es significativa la reciente puesta en marcha por parte de Cigref* de un grupo de trabajo sobre la sobriedad digital. También vemos que las administraciones y los políticos empiezan a estar sensibilizados con el tema. La ley de 10 de febrero de 2020 sobre la economía circular, por ejemplo, obligará a los operadores de telecomunicaciones a incluir en sus facturas el volumen de datos consumidos por usuario, así como el equivalente en gases de efecto invernadero. En cuanto a los proveedores de tecnología digital, algunos actores ―aunque no todos― empiezan a aceptar que son parte del problema y que los consumidores podrían empezar a escogerlos en función de criterios medioambientales.
¿Francia está más bien en cabeza o a la cola del cambio?
Hugues Ferreboeuf. Francia se alinea más bien con los países del norte de Europa, donde la toma de conciencia es evidente. En el sur de Europa, la sensibilización es menor, mientras que en China y Estados Unidos es directamente inexistente. De hecho, hay grandes diferencias entre los distintos patrones de consumo digital en todo el mundo. Cabe recordar que la mitad del planeta no dispone de acceso a Internet y que en la otra mitad el consumo digital se concentra básicamente en los 300 millones de norteamericanos, los 350 millones de europeos, los 120 millones de japoneses y una parte de los 1.300 millones de chinos. A título indicativo, en los hogares americanos el número de terminales digitales es de 13 por persona (frente a uno o dos en países como Albania). Un estudio de ADEME ha cifrado en 35 el número de equipos en los hogares franceses.
Dominique Tessaro, ¿en qué punto se encuentra VINCI Energies?
Dominique Tessaro. En mis equipos, sobre todo en el caso de los trabajadores más jóvenes, las expectativas son altas. Quieren actuar y están preparados para formarse. Tras un período de cinco años muy centrado en la seguridad informática, en concreto con el “security by design”, estamos entrando en un nuevo período de diez años centrado en las tecnologías verdes. Y, tal como sucedió con la seguridad, de la que al principio hablábamos como de una preocupación muy “tecno”, el Green IT acabará siendo un tema de la dirección general. De hecho, el presidente-director general del grupo VINCI, Xavier Huillard, ha anunciado una reducción del 40% de las emisiones de CO2 a nivel de todo el grupo en diez años. Por lo tanto, la sobriedad digital implicará y movilizará a todos nuestros trabajadores durante la próxima década. En VINCI Energies mediremos, analizaremos, publicaremos los datos y encontraremos ejes de progreso.
La sobriedad digital nos movilizará a todos durante la próxima década. En VINCI Energies mediremos, analizaremos y encontraremos ejes de progreso
¿Qué acciones pueden empezar a llevar a cabo?
Dominique Tessaro. La acción más inmediata consiste en reducir el número de aparatos por individuo, por lo que vamos a enviar un cuestionario a todos los empleados para evaluar su disposición al respecto. Posteriormente, como director de sistemas de información, estoy dispuesto a comprar ordenadores de 2.000 € en vez de 1.300 si tengo la garantía de que tendrán una vida útil de 8 años. Eso forzará a los fabricantes a revisar por completo su cadena de producción para priorizar la calidad sobre la cantidad y forzará a las empresas a renunciar a la obsolescencia programada. Además, si evitamos cambiar los equipos cada dos por tres, nos ahorraremos problemas en términos de seguridad. Por tanto, todo el mundo saldrá ganando.
Hugues Ferreboeuf. Existe el efecto imparable de la “ley del mercado”. Cuando la mitad del CAC 40 establezca las mismas condiciones para todos los proveedores, no les quedará más remedio que adaptarse.
¿La lógica de la sobriedad es compatible con el imperativo de eficiencia?
Hugues Ferreboeuf. La sobriedad no está para nada reñida con la eficiencia ni con la seguridad, ¡todo lo contrario! Creo que hemos llegado a un punto en que los usos se están volviendo contraproducentes en términos de eficiencia. Un estudio ha demostrado que el tiempo medio de atención de un mando sin interrupción en una empresa no supera los 90 segundos… Tenemos que volver a una mayor racionalidad y simplicidad, ser capaces de imponernos límites en los usos. Los vídeos de Netflix y YouTube actualmente representan el 80% del tráfico de Internet. No se trata de negar los beneficios económicos de la tecnología digital, sino de tomar decisiones. ¿Queremos que el día de mañana la inteligencia artificial se extienda a todos los usos de nuestra vida diaria? Esta es la opción que han escogido en China. ¿Queremos que Europa siga el mismo ejemplo? Lo mismo pasa con el 5G, cuya principal función es dar respuesta a la saturación de la red 4G en las grandes ciudades en dos años. ¿Será realmente necesario llegar a todo el territorio nacional, incluso a las zonas más rurales?
La sobriedad no está para nada reñida con la eficiencia ni con la seguridad, ¡todo lo contrario!
¿Las empresas tienen que esperar a un mandato político o a la creación de un marco reglamentario?
Dominique Tessaro. La política tiene que desempeñar su papel. Ya hace diez años que se habla del impuesto al carbono: es hora de avanzar, pasar a la acción. También urge actuar en relación con el reciclaje de los materiales que enviamos a vertederos ilegales de África, donde son destruidos por niños expuestos a todo tipo de productos tóxicos sin que nadie se preocupe. En el caso de un móvil de 1.000 €, solo pagamos algunos céntimos de la ecotasa para residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). ¿Por qué no pasamos a pagar 100 € por dispositivo electrónico para poder construir plantas de reciclaje en Francia?
Ya hace diez años que se habla del impuesto al carbono: es hora de avanzar, pasar a la acción
Hugues Ferreboeuf. La política está empezando a implicarse, pero las medidas anunciadas deben ser más claras, más concretas y más significativas. Seamos sinceros: la sobriedad digital nos privará de parte de nuestro confort. Pero cuanto más esperemos, más difícil resultará. Si queremos que dentro de treinta años las próximas generaciones sigan disfrutando de un mínimo de confort, debemos aceptar que el nuestro no puede crecer indefinidamente.
*Asociación de las mayores empresas y administraciones públicas francesas, que respalda a sus miembros organizando, coordinando y resumiendo sus reflexiones colectivas sobre los desafíos digitales.
10/09/2020