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Confrontación de experiencias, análisis y puntos de vista entre dos personalidades destacadas, dirigentes, investigadores y líderes de opinión sobre un tema clave para la transformación digital y la transición energética.

En el debate sobre la reindustrialización de Europa no se puede esquivar una reflexión sobre la robotización de los procesos industriales. Conversación entre Joan Guasch, director de desarrollo internacional de Eurecat, el Centro Tecnológico de Cataluña (España), y Christophe Rousseau, director de Actemium, la marca de VINCI Energies para la industria.

 

Parece que actualmente hay consenso: no va a haber reindustrialización si no se produce una aceleración de la automatización. ¿Cómo funciona el binomio reindustrialización-automatización y por qué es tan necesario?

Christophe Rousseau. Efectivamente, la reindustrialización y la automatización están estrechamente relacionadas. Ahora, en la mayoría de los nuevos proyectos industriales hay una dimensión de robotización. Esta automatización no resulta tan cara como se cree, sobre todo teniendo en cuenta el coste global de esos proyectos.

Joan Guasch. Yo incluso diría más: hoy en día no hay industrialización sin automatización. Pero el problema, en mi opinión, es que a veces las personas responsables de esos proyectos industriales tienden a sobreautomatizar sus líneas de producción, con un riesgo de sobreinversión que puede acabar siendo problemático, y es que algunos aún no tienen una visión realista de sus necesidades. Hay que prestar atención a eso.

¿Cómo se articula este binomio reindustrialización-automatización con la necesaria descarbonización de la producción?

C.R. La automatización industrial permite, en primer lugar, reducir los costes en términos de procesos, pero los robots también tienen capacidades de las que los humanos carecen, y eso permite optimizar los ritmos de producción y algunas operaciones, contribuyendo así a mejorar la seguridad y haciendo que resulten más baratas, en particular en el plano energético.

J.G. La prioridad de la industria es reducir los costes. Esos costes provienen de los gastos energéticos, pero también de los productos defectuosos. Al mejorar la calidad de la producción, la robotización reduce los costes tanto en términos de energía consumida como de ahorro de materias primas. Dicho esto, hasta ahora, los estudios que han intentado medir la relación entre beneficios y costes de la automatización no han podido establecer una conexión clara entre robotización y reducción de las emisiones de CO2. Teniendo en cuenta que la automatización es ineludible y que la industria debe mejorar su huella de carbono, es esencial desarrollar y perfeccionar este tipo de estudios.

“La robotización reduce los costes tanto en términos de energía consumida como de ahorro de materias primas”. Joan Guasch

C.R. Está claro que la automatización reduce el consumo de materias primas. Del mismo modo, el uso de energía descarbonizada para hacer funcionar las líneas de producción robotizadas es responsable en términos de huella de carbono. Además, las islas robotizadas de las fábricas tienen una vida útil bastante larga, de entre 30 y 50 años. De hecho, lo que debe repararse o sustituirse con el tiempo en este tipo de equipos son elementos electrónicos o mecánicos, pero no el robot en sí. Tampoco hay que olvidar el impacto de la robotización como recurso para innovar justamente en proyectos de descarbonización que no serían factibles sin robots por motivos de costes o por la precisión de las tareas que hay que realizar.

¿Cuáles son los sectores industriales y los países más avanzados en materia de automatización?

J.G. El sector de la automoción es el más avanzado en cuanto a robots instalados en las líneas de producción. Sin embargo, si hablamos del nivel de tecnologías avanzadas incorporadas en los robots, por ejemplo, de la inteligencia artificial embarcada, otros sectores están más avanzados, en particular, el de la electrónica, pero también el de la salud.

C. R.  El índice de robotización en Francia es muy bajo. Francia solo ocupa la decimonovena posición en número de robots por empleado. Corea del Sur encabeza la clasificación con una amplia ventaja, seguida de Singapur y de Alemania. No obstante, en Francia aumentó la densidad de robots por empleado en un 10% en 2022. En Europa, Alemania está, pues, en cabeza, y Suiza también está bien situada en lo que se refiere a los procesos industriales de precisión. Por su parte, los Países Bajos destacan en el sector de la logística

J.G. Hay ciertas similitudes entre Alemania, Italia, Francia y España. En estos cuatro países con sectores económicos amplios y diversificados, la necesidad de robots es importante para hacer frente a la competencia internacional, en especial la de China, pero, efectivamente, determinados países más pequeños y especializados, como Suiza o Países Bajos, pero también Dinamarca, han hecho enormes avances en robotización en áreas de actividad más específicas.

Si nos fijamos en el número de robots instalados por país, el trío más destacado está formado por Japón, China y Estados Unidos, pero en cuanto a China, las cifras de las que disponemos son difíciles de analizar. Una vez allí, se observa que las unidades robotizadas suelen ser antiguas, incluso obsoletas. Para mí, China sigue siendo una caja negra en este aspecto.

¿La automatización es en sí misma un ámbito de excelencia que podría hacer que Europa recuperara potencia y soberanía?

J.G. La robótica es uno de los ámbitos cuyos dos componentes esenciales, el hardware y el software, se desarrollan y producen en Europa, con un amplio abanico de proveedores. Por lo tanto, para Europa es potencialmente un vector importante para recuperar cierta soberanía. El problema es que los principales actores de este mercado, que tienen una gran potencia económica, no están en Europa.

C. R. La robotización puede ser una herramienta para recuperar soberanía, pero no es, ni mucho menos, el único parámetro para reindustrializar Europa. De todos modos, la mayor parte del mercado industrial seguirá, a la larga, localizado en Asia, por sus bajos costes de mano de obra y por disponer de un ecosistema muy eficiente y atractivo. No obstante, en la producción de alta gama y estratégica, la robotización puede ser una importante ayuda para reforzar la soberanía europea.

Para Deepu Talla, vicepresidente y director general del gigante de los microchips NVIDIA, “lo que realmente va a cambiar la trayectoria de la robótica es la combinación de la IA generativa y la tecnología del gemelo digital, que ya ha alcanzado un nivel de madurez suficiente”. ¿Coinciden con este análisis?

C. R. Esto solo está empezando, pero es cierto que en cuanto los robots hayan adquirido suficientes competencias en términos de visión, de tacto, de olfato, etc., el terreno de las posibilidades se ampliará considerablemente. Creo que de aquí a diez años podremos ver surgir cosas impresionantes en el mercado.

El temor de ver que los robots hacen desaparecer los puestos de trabajo es infundado”. Christophe Rousseau

J.G.Estoy de acuerdo con Deepu Talla, pero no hay que olvidar que el desarrollo de la IA generativa, en particular en todos los niveles de la industria, también reducirá la necesidad de robots en algunos ámbitos. Otra pregunta que cabe plantearse es: ¿qué hacer con los robots antiguos?; ¿hay que sustituirlos por robots nuevos? En ese caso, la industria se enfrentará a serios problemas financieros. Son preguntas a las que habrá que dar respuesta.

¿Qué consecuencias puede tener la automatización en el empleo?

J.G. Este tema se ha abordado en numerosos estudios. Lo que puede decirse hoy es que el trabajo va a cambiar considerablemente en términos de adquisición de nuevas competencias, pero en la actualidad no se ha establecido una relación clara entre automatización y destrucción de empleo.

C. R. Los diez países del mundo con el índice más elevado de robotización por empleado son también los que tienen la tasa de empleo más alta. El temor de ver que los robots hacen desaparecer los puestos de trabajo es infundado. Van a desarrollarse muchos empleos relacionados con la robotización, y también van a surgir otros generados por la dinámica impulsada por la robotización de la economía.

¿La automatización no va a generar sus propios riesgos, especialmente en materia de seguridad y ciberseguridad?

C. R. Está claro que, si algunos industriales aún no invierten lo bastante en seguridad informática y ciberseguridad, van a tener que hacerlo rápidamente. El desafío es tremendamente importante, incluso vital. Con la robotización de las líneas de producción y el aumento de la conectividad de los procesos, es la propia actividad de la empresa la que está amenazada.

J.G. Es esencial que los industriales se rodeen de expertos en la materia. E incluso más allá de eso, es necesario que cooperen en este tema con sus competidores, que, como ellos, también son objeto de esta amenaza. No hay que olvidar que la IA, en manos de ciberdelincuentes, también puede ser un riesgo para la robótica.

 

17/10/2024

Joan Guasch

Joan Guasch

Director de desarrollo internacional de Eurecat en Cataluña

Christophe Rousseau

Christophe Rousseau

Director de la marca Actemium

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