Almacenamiento ecológico, el horizonte de la transición energética
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Para almacenar la electricidad generada a partir de energía eólica o fotovoltaica, la industria deberá desarrollar soluciones de almacenamiento que también sean respetuosas con el medio ambiente.
La transición energética, que tiene como objetivo sustituir las energías fósiles por energías procedentes de fuentes renovables, se apoya actualmente en la capacidad de las redes, pero cuenta cada vez más con el almacenamiento de la electricidad. Esta última solución resulta en ocasiones indispensable para almacenar para su uso posterior la energía solar producida durante el día o la energía eólica generada cuando el viento sopla a horas de poca demanda de electricidad.
Por supuesto, la acumulación de la energía no es un problema nuevo. Para responder sobre todo a los picos de consumo de electricidad durante el invierno, ese almacenamiento se consigue actualmente en un 98% gracias a presas hidroeléctricas. Pero este sistema no satisface la necesidad de paliar el desfase entre la producción de una fuente de energía imprevisible y su consumo.
A este respecto, la red eléctrica inteligente o smart grid, que permitirá gestionar de forma más precisa la adecuación entre la producción irregular de la electricidad y su consumo, tiene un potencial muy prometedor. En Dinamarca, con una gestión precisa de las redes eléctricas, aunque la proporción de energías renovables supera el 40% de la combinación de fuentes de energía, « de momento no es necesario ningún almacenamiento adicional », comenta Marc Jedliczka, de NegaWatt (1), una asociación que promueve la transición energética. En NegaWatt afirman que las infraestructuras de red son suficientes si la proporción de energías renovables variables en la red no supera el 50%-60%.
Pero, en opinión de Simon Innis, de Omexom UK (VINCI Energies), la gestión de la red eléctrica tiene sus límites. « La red eléctrica inteligente es, ante todo, un factor que aumenta la eficiencia, y no una respuesta al problema del almacenamiento ». El experto británico considera que la batería —particularmente la tecnología de ion de litio— es la solución idónea, « al menos para los próximos dos años ». Actualmente, para almacenar una parte de la energía que se produce durante el día, varias centrales fotovoltaicas ya utilizan plantas de baterías de ion de litio de más de 100 MW.
Hacia una batería ecológica
Pero según Simon Innis, más allá del 2020, deberían imponerse otras tecnologías que deberán permitir hacer frente a otro reto, el de “almacenar la energía de forma respetuosa con el medio ambiente”. “La cuestión de la segunda vida de las baterías de ion de litio no está resuelta” —señala Innis, y recuerda los nuevos sistemas de almacenamiento, como las baterías de flujo (Redox) de hidrógeno, los sistemas basados en la gravedad o el aire líquido.
« El almacenamiento de la electricidad tiene sentido desde el punto de vista comercial, pero el almacenamiento sostenible tiene aún más sentido. »
Para responder a las necesidades de la red, de la regulación de una energía irregular como la fotovoltaica o la eólica, “el almacenamiento de la electricidad tiene sentido desde el punto de vista comercial, pero el almacenamiento sostenible tiene aún más sentido”, afirma el experto de Omexom UK.
Apostar por las soluciones de almacenamiento sostenible por razones medioambientales y comerciales es el objetivo de la “Alianza en Europa”. Esta alianza, que reúne a los fabricantes europeos de automóviles, está resuelta a no dejar el mercado de las baterías en manos de Asia. A fin de evitar competir únicamente en costes, la alianza, que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea desde septiembre del 2017, ha optado por una estrategia de desarrollo de la “batería ecológica”.
En febrero del 2018 presentó su hoja de ruta, basada en la reducción de la huella de carbono del sector y en un aprovisionamiento de materias primas más ético. La futura batería ecológica es coherente con el objetivo de sostenibilidad que favorece el desarrollo de las energías renovables y también puede constituir una ventaja comercial estratégica en la batalla del almacenamiento.
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