El planificador urbano del mañana será ante todo un integrador
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La revolución de los usos y la transición ecológica están impulsando la planificación urbana en la era de la complejidad. La integración de nuevas funcionalidades, competencias y aspiraciones es clave para el futuro de la ciudad.
Nuevos usos, explosión digital, transición ecológica, crisis sanitaria: la planificación urbana debe integrar horizontes tan inéditos como inciertos. Ante estos factores de complejidad, ¿cómo deben actuar los planificadores para reinventar su profesión y promover nuevas competencias? ¿Quiénes serán los integradores de la planificación urbana del mañana? ¿Las propias ciudades, los planificadores públicos o privados, los GAFAM?
Todas estas preguntas se plantearon el 28 de septiembre de 2020 en la conferencia “Profesión planificador 3.0: ¿quién será el planificador de la ciudad de los usos?”, en el marco del Festival Building Beyond, organizada por Leonard, plataforma de prospectiva del Grupo VINCI, junto con la Fabrique de la Cité, otra de las estructuras de reflexión de VINCI.
Todos los expertos presentes coincidieron en un diagnóstico común, que Hugues Parant, director general de Euroméditerranée, resumió del siguiente modo: “Los usos son un elemento preeminente en la construcción de la ciudad y su diversidad es un factor de creatividad”. No obstante, el gran reto de la planificación se concentra en la gestión de ecuaciones cada vez más delicadas: creciente autonomía de la sociedad civil y legitimidad de las decisiones políticas, reactivación del crecimiento y sobriedad de consumo, etc.
Nuevas ecuaciones
“Representantes electos, empleados, inversores, promotores… el cliente está en todas partes y el modelo financiero del planificador es cada vez más complejo”, destacó Christophe Lasnier, senior manager de EY Consulting, a cargo del estudio Panorama de l’immobilier et de la ville. La gran importancia del dominio de los nuevos modelos económicos se ve acentuada por el desarrollo de los retos medioambientales, añadió Virginie Leroy, subdirectora general de Planificación y Grandes Proyectos Urbanos y directora del departamento de oficinas de VINCI Immobilier: “La ‘cero artificialización neta’ y la escasez de suelo obligan a reconstruir la ciudad sobre la ciudad. Concentración parcelaria, nuevas asociaciones, operaciones de descontaminación y renovación térmica de antiguos edificios: los modelos económicos que hay que implementar no resultan evidentes”.
Por lo tanto, las profesiones del ámbito de la planificación tendrán que centrarse en comprender y financiar los eslabones posteriores de la cadena de valor inmobiliaria. Cécile Maisonneuve, presidenta de la Fabrique de la Cité, insistió en el peso de estos nuevos condicionantes: “Hemos pasado de ‘qué queremos hacer’ a ‘qué debemos hacer’”.
De acuerdo con la opinión unánime de los interlocutores, la diversidad de usos y la complejidad cada vez mayor de las operaciones requieren una mayor colaboración del conjunto de los actores del sector, ya desde las fases más iniciales del proceso de urbanización.
Storytelling de la concertación
En esta anticipación máxima de las etapas, ¿qué puesto ocupa la concertación pública? En un primer momento, la pregunta suscitó reservas en los asistentes a la conferencia, aunque no tanto respecto al propio principio de concertación: los participantes en la mesa redonda coincidieron en afirmar que en un sistema cada vez más regido por los usos, es indispensable involucrar a los usuarios en las decisiones urbanísticas.
Pero las modalidades de concertación que hasta el momento se han implementado ponen claramente de manifiesto unos resultados irregulares. En este sentido, Cécile Maisonneuve recordó el fracaso del proyecto Quayside de Google en Toronto, una empresa fundada básicamente sobre una promesa de concertación ciudadana.
«El planificador-integrador también debe garantizar la continuidad de los usos»
“La concertación sigue estando dirigida a aquellos que ya están acostumbrados a procedimientos de concertación y debate público”, constató Hugues Parant, y el hecho de organizar una reunión pública entre semana, a las 19 h de la tarde, o el fin de semana a las 9 h, no cambia nada. “Hay que repensar la concertación como si fuera un storytelling, para que los proyectos interesen a la gente”, afirmó el director general de Euroméditerranée.
Y poner en guardia a los planificadores contra la tentación de retirarse una vez validadas las decisiones: “No podemos involucrar a los ciudadanos en una concertación en torno a lo que serán los usos del mañana y abandonar el barco al cabo de dos años. El planificador-integrador también debe garantizar la continuidad de los usos”.
Extra de alma
Desde este mismo instante, el planificador debe imaginar las respuestas a los grandes retos de la ciudad del mañana: hibridación entre espacios privados y espacios públicos, creación de espacios privados colectivos, construcción de edificios reversibles, edificación de viviendas energéticamente eficientes, vegetalización de arterias y superficies, importancia de las actividades de ocio, compensación de la escasez de suelo mediante la densificación.
En otras palabras, los conocimientos jurídicos y urbanos de las planificaciones deberán ir acompañados de una inmensa capacidad de comprensión, anticipación e integración. Es decir, tal como insistieron los expertos, de un extra de alma.