Sin emisiones de CO2, con un bajo impacto en cuanto a artificialización del suelo, con un coste razonable… El teleférico cada vez despierta más interés en las áreas urbanas, que lo ven como un elemento adecuado para la renovación del mix de movilidad.
El teleférico es uno de los medios de transporte más limpios. Con su fuerza motriz 100% eléctrica, no emite CO2 y genera muy poca contaminación acústica. Este sistema, que tradicionalmente encontrábamos en las estaciones de esquí, podría convertirse en el nuevo referente de las movilidades urbanas.
Saint-Denis de La Reunión inauguró su primer teleférico a finales de 2021. Un proyecto realizado con la ayuda de dos empresas de VINCI Energies.
Se calcula que actualmente hay 80 redes en funcionamiento en todo el mundo. La más importante se encuentra en Bolivia, en La Paz, donde cinco líneas transportan cada día a 160.000 pasajeros entre el centro de la ciudad (a 3.500 m de altitud) y las ciudades de la periferia.
Aunque América Latina es sin duda el continente de adopción del teleférico, fue en Argelia donde se pusieron en marcha los primeros, en 1956. Sin embargo, actualmente Francia figura como una de las principales rampas de lanzamiento de los nuevos teleféricos urbanos.
La ciudad de Brest ha sido la primera que ha optado por un sistema de transporte público aéreo. En el 2016, esta ciudad de Bretaña instaló un teleférico que permite cruzar el río Penfeld y llegar a los barrios de Siam y de Capucins, que antes quedaban aislados del resto de la ciudad. En el sur del país, la metrópolis de Toulouse tiene previsto inaugurar su primera línea en el segundo trimestre del 2022, tras varios imprevistos.
Un primer proyecto 100% urbano en Reunión
Los sucesivos retrasos que ha sufrido el proyecto occitano han permitido a las autoridades de Reunión tomar la delantera. La ciudad de Saint-Denis, capital de este departamento francés de ultramar, inauguró su primer teleférico a finales de diciembre del 2021. El proyecto fue dirigido por la Comunidad Intermunicipal del Norte de Reunión (CINOR), con el respaldo de la empresa POMA, con sede en el departamento de Isère y líder mundial en transporte por cable, y de la empresa Sogea (VINCI Construction), apoyada, a su vez, por Cegelec Ascenseurs (VINCI Energies), en la parte del proyecto relativa a los ascensores; Actemium (VINCI Energies), para la corriente de alta tensión; y Atexia Systemes (VINCI Energies), para la corriente de baja tensión.
Para la ciudad de Saint-Denis, se trata de un proyecto con un alcance sin precedentes. El cable que soporta las 46 cabinas de la flota cubre una distancia total de 2,7 km y es sostenido por 26 postes, algunos de los cuales alcanzan 40 m de altura. Las autoridades locales prevén un volumen diario de unos 6.000 viajeros, con una frecuencia de tráfico de una cabina cada 34 segundos entre las cinco estaciones de la línea. El proyecto tiene un coste de 45 millones de euros, de los cuales 15 millones corresponden a subvenciones de la Unión Europea y del Consejo Regional.
Saint-Denis es la primera ciudad francesa donde se ha puesto en funcionamiento una línea que recorre un área exclusivamente urbana. Este desafío ha sido posible gracias a una disposición del año 2016 que flexibilizó una ley de 1941 que prohibía el paso de pequeñas cabinas por encima de viviendas.
Al levantamiento de este impedimento legislativo se añade, evidentemente, un aumento de las exigencias en materia de seguridad, que establece, entre otros requisitos, la protección contra incendios. “Unas cámaras termográficas detectan las fuentes de calor hasta a 300 m. Los postes sirven, además, de relés de interconexión por fibra óptica de todas las centrales de incendios”, comenta Stéphane Roy, director de la empresa Atexia Systemes.
Una veintena de proyectos en Francia
La obra de Reunión, que inició su fase de proyectos hace cuatro años, ha sido observada de cerca por varias administraciones. En Francia se han iniciado ya una veintena de proyectos de instalación, en ciudades como Ajaccio, Burdeos o Lyon, así como en la región de Isla de Francia. Las obras del primer teleférico de la región de la capital, “Câble 1”, se iniciarán en el año 2022, y se prevé que la infraestructura entre en funcionamiento en 2025. La línea conectará las poblaciones de Créteil y Villeneuve-Saint-Georges en tan solo 17 minutos, frente a los 45 que se tarda actualmente en realizar este trayecto en transporte público.
Son varios los motivos que explican el entusiasmo que ha despertado este medio de transporte. Frente a la saturación de los espacios urbanos, la respuesta de los planificadores urbanísticos se orienta hacia una verticalización de los proyectos, y el teleférico se inscribe plenamente en este movimiento.
No solo es sobrio energéticamente, sino que además ocupa poco suelo y su participación en la artificialización es mínima. Para los territorios, genera menos alteraciones que los proyectos de tranvía o de metro, con sus largas y complicadas obras.
Otra ventaja es su coste de instalación y de funcionamiento, entre tres y cuatro veces menor que el del tranvía. Y, sobre todo, el teleférico es el único medio de transporte que puede salvar ciertas divisiones físicas urbanas (ríos, valles, colinas, zonas industriales, autopistas, vías férreas…).
Por último, aunque su potencial de desarrollo se considere limitado, el teleférico representa un elemento interesante en la complementariedad de los modos de movilidad urbana.
16/06/2022