La calidad del aire interior, un reto sanitario para el sector de la construcción
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Tanto en casa como en el lugar de trabajo, pasamos el 85% de nuestra vida respirando un aire interior a menudo viciado por gran cantidad de contaminantes. Se trata de un problema de salud pública que el sector de la construcción está empezando a afrontar.
La medida sobre la calidad del aire interior (CAI), que ya es de obligado cumplimiento en las guarderías y escuelas de primaria desde 2018, así como en los centros de ocio, liceos e institutos desde el 1 de enero de 2020, empezará a aplicarse en todos los establecimientos abiertos al público a partir del 1 de enero de 2023.
El aire que respiramos en los recintos cerrados se convierte así en una cuestión de política sanitaria. “Pasamos cerca del 85% del tiempo en espacios construidos. Es un dato completamente inédito en la historia de la humanidad”, resalta Chloé Voisin Bormuth, directora de Estudios e Investigación en La Fabrique de la Cité.
Las primeras mediciones de la calidad del aire interior datan de los años sesenta del siglo pasado. En esa época, las autoridades sanitarias se enfrentaban a un único enemigo: el humo de los cigarrillos. En 1977, en el Reino Unido, un estudio reveló los efectos nocivos del dióxido de nitrógeno de los aparatos de gas. A finales de la década de 1970 y principios de la década de los ochenta, los análisis se centraron en la detección de radón, que en 1987 fue declarado cancerígeno.
En los edificios ocupados, el aire almacenado puede estar entre cinco y ocho veces más contaminado que el aire exterior
Desde entonces, la investigación no ha dejado de avanzar y actualmente las normativas medioambientales se centran en las partículas finas (PM), los compuestos orgánicos volátiles (COV), el radón, el amianto, el carbono, el plomo o el ozono. Los estudios han constatado que cuando los edificios se ocupan, el aire almacenado puede estar entre cinco y ocho veces más contaminado que el aire exterior.
“Síndrome del edificio enfermo”
“La aparición de nuevos materiales de construcción y decoración (revestimiento de suelos, colas, pinturas, muebles…) ha provocado el aumento de esta contaminación interior, tanto en los edificios de viviendas como en los inmuebles de uso terciario”, explica Pierre Blanchet, responsable de innovación de Building Solutions en VINCI Energies.
Hoy en día se conocen con exactitud los efectos en la salud de numerosos contaminantes neurotóxicos, cancerígenos o disruptores endocrinos que se acumulan en los inmuebles terciarios: dolores de cabeza, erupciones cutáneas, irritación de las mucosas nasales u oculares y de las vías respiratorias, náuseas, mareos, vértigos, dificultad para concentrarse, cansancio…
Una gran cantidad de síntomas que en parte o en su totalidad constituyen el llamado “síndrome del edificio enfermo”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi una tercera parte del parque inmobiliario de los países industrializados puede ser propenso a sufrir dicho síndrome.
Desde la fase de construcción
La contaminación del aire exterior, las actividades de los ocupantes, la gestión, el mantenimiento o la renovación de los edificios son factores esenciales que influyen en la buena calidad del aire interior. No obstante, está en manos de los profesionales de la construcción reducir la exposición a los contaminantes de los futuros ocupantes desde la propia fase de construcción.
El proyecto científico ICHAQAI (Impact de la phase CHAntier sur la Qualité de l’Air Intérieur), que cuenta con el apoyo de ADEME en el marco del programa CORTEA 2015, puso en contacto a investigadores en salud pública (École des Hautes Études en Santé Publique) y a profesionales de la construcción y demostró el impacto que tiene la fase de construcción en la posterior calidad del aire.
“Las mediciones de contaminantes químicos, partículas finas y moho efectuadas en las obras de nueva construcción pusieron de manifiesto que las tareas que producen una mayor emisión de componentes orgánicos volátiles corresponden al uso de productos considerados adicionales: pinturas o productos de limpieza utilizados en la fase final de las obras”, destaca Pierre Blanchet. Otras mediciones han demostrado que los niveles de humedad se disparan en los casos de realización de muros falsos y tabiques.
Secado de materiales, ventilación preventiva
El objetivo prioritario debe ser contener al máximo la humedad ―y más teniendo en cuenta que el hormigón contiene agua― para prevenir el desarrollo de moho, un verdadero foco de agentes irritantes o de alérgenos, y también vector de degradación del rendimiento térmico, de la deformación de la madera y del desprendimiento de revestimientos de acabado.
Para lograrlo, es necesario respetar el tiempo de secado de los materiales de construcción, como las colas, pero también recorrer a la aireación o a un sistema de ventilación o sobreventilación provisional en las etapas claves de la construcción y antes de que el edificio sea ocupado. Los constructores empiezan a integrar algunos elementos en las obras. Pero si consideramos la cuestión de la calidad del aire interior en su totalidad, desde el punto de vista de la construcción, la renovación y la gestión de los edificios, todavía queda un largo camino por recorrer.
“La calidad del aire interior (CAI) sigue teniendo poco peso en los debates en torno a la salud pública. Es interesante constatar que mientras se habla de ‘contaminación’ del aire exterior ―para alertar del problema y movilizar a la opinión pública―, se sigue aludiendo a la ‘calidad’ del aire interior. Actualmente, la CAI sigue limitándose a una cuestión de responsabilidad individual (adopción de buenas acciones): pero ¿qué ocurre con las cuestiones más políticas, como la política industrial, la justicia espacial o las normas sociales?”, señala Chloé Voisin Bormuth en La Fabrique de la Cité.
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Innovaciones en todas las plantas
Son muchas las empresas que han desarrollado servicios o técnicas encaminadas a mejorar la calidad del aire interior.
AirCool (Air Liquide). Servicio llave en mano de suministro de aire purificado destinado al parque inmobiliario industrial terciario, AirCool se acopla a los sistemas CVC (calefacción, ventilación, climatización) nuevos o existentes, para tratar de forma centralizada la integralidad de un edificio mediante la depuración del flujo en bucle. El modelo se basa en unos sensores conectados a una interfaz cloud que se encarga de la supervisión a distancia de la CAI en todo el parque inmobiliario.
Healthbox Hygro (Renson). La Healthbox Hygro es un sistema de ventilación mecánica controlada (VMC) simple de flujo higrorregulable que regula los caudales de extracción del aire en 15 minutos. La técnica de regulación de los caudales ya no se sitúa en las bocas de extracción sino en las válvulas de regulación electrónica situadas en la unidad central, donde pueden integrarse detectores de humedad, de CO2 o de compuestos orgánicos volátiles.
Label’Onip Clean’R (Onip). Label’Onip Clean’R es una gama de pinturas descontaminantes que sanean el aire interior mediante la captación y destrucción de las moléculas de formaldehido presentes en el aire. Estas pinturas, homologadas por la etiqueta ecológica europea Ecolabel, también cuentan en su fórmula con una función antibacteriana.
ZAACK QA (ZAACK). La solución ZAACK QAI utiliza las tecnologías de IOT, deep learning e inteligencia artificial para supervisar de forma continua y en tiempo real la calidad del aire, preconizar la instalación de estaciones de medición y adopción de medidas correctivas, anticipar el deterioro de la calidad del aire mediante la recomendación de acciones predictivas.
GreenFloor (VINCI Energies). Utilizar el aire higiénico de ventilación para optimizar los efectos de la inercia térmica: éste es el principio de GreenFloor, una losa activa desarrollada por VINCI Energies. El aire utilizado como fluido térmico transmite su calor o frescor al hormigón que actúa como un techo radiante. Este sistema tiene por principal objetivo ganar algunos centímetros integrando en la losa los tubos y las terminales instalados en los falsos techos, pero también es sinónimo de mejora energética y de calidad del aire porque cuenta con un caudal superior los 25 m3/hora de caudal mínimo reglamentario.
12/03/2020