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El aumento del parque de vehículos eléctricos en Francia genera importantes necesidades en materia de recarga. En la carrera por el despliegue de puntos de carga, los edificios terciarios tienen un papel importante que desempeñar para erigirse como motores indispensables del desarrollo de la movilidad eléctrica.

En 2035, casi 17 millones de vehículos eléctricos circularán por las carreteras francesas, frente a los 1,1 millones de finales de 2022, según varias estimaciones. La revolución de los modos de movilidad y el crecimiento del parque de vehículos eléctricos en Francia confirman la necesidad de un rápido impulso de las infraestructuras de carga.

Según Avere-France, la asociación nacional para el desarrollo de la movilidad eléctrica, el país contaba con 1,5 millones de puntos de carga en 2023, más del 90% instalados en viviendas (54%) y en empresas (39%). Los puntos de carga públicos en ciudades y autopistas solo representan el 7% de la red.

Esta distribución desigual confirma que la recarga se produce principalmente cuando los vehículos están estacionados y que los conductores rara vez interrumpen su trayecto para cargar su vehículo. Ante la perspectiva del inevitable auge del coche eléctrico, es prioritario invertir en la creación de infraestructuras en los edificios, tanto residenciales como terciaros.

 

Gran expansión

¿Cuál es la situación actual de los edificios terciarios? En 2023, las empresas albergaban 650.000 infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos (IRVE) frente a las 125.667 de 2019. Las disposiciones de la Ley de Orientación de la Movilidad (LOM) no pueden sino acelerar esta tendencia. La ley establece que los aparcamientos de empresas con más de 10 plazas cuya licencia de obras sea posterior al 11 de marzo de 2021 deben preequipar una de cada cinco plazas. Cuando las obras finalicen, tiene que haber una plaza con un punto de carga instalado.

Una infraestructura de recarga para vehículos eléctricos no es solo una gran toma de corriente, sino que implica todo un servicio alrededor.”

Si el aparcamiento cuenta con más de 200 plazas, como mínimo dos de ellas deberán estar equipadas con al menos dos puntos de carga al final de las obras, y tendrán que acabar alcanzando un porcentaje mínimo del 5%.

Independientemente de la recarga, desde 2022 las empresas con una flota de más de 100 vehículos tienen la obligación de contar con un mínimo de vehículos electrificados. En cuanto a las empresas con menos de 100 vehículos, al renovar su flota deben adquirir como mínimo un 10% de modelos eléctricos o híbridos enchufables (cuyas emisiones no superen los 60 g/km de CO2). El aumento de estos porcentajes ya está contemplado: 20% a partir del 1 de enero de 2024, 40% en 2027 y 70% en 2030.

 

Abundancia de ofertas

Las promesas del mercado de la movilidad eléctrica han propiciado la aparición de una generación espontánea de ofertas, en particular por parte de start-ups que han entrado en el mercado de las redes, proveedores de electricidad, distribuidores de combustible y fabricantes de coches.

Tal como subraya Pierre Megret, Smart Building Project Manager en VINCI Energies Building Solutions, “para los propietarios y gestores de edificios, la instalación de puntos de carga sigue siendo un proceso complejo, teniendo en cuenta el número de actores y la heterogeneidad de las ofertas”.

Y añade: “Una infraestructura de recarga para vehículos eléctricos no es solo una gran toma de corriente, sino que implica todo un servicio alrededor, del dimensionamiento a los estudios de viabilidad, del suministro de equipos a la instalación y puesta en funcionamiento para los usuarios finales, pasando por la supervisión, el mantenimiento y la explotación comercial”.

El coste unitario medio de la instalación de una IRVE ronda los 5.000 €. Cuatro quintas partes de esta inversión corresponde a las obras de ingeniería civil y cableado. La adaptación a las limitaciones de cada edificio (seguridad contra incendios, resistencia a los impactos y a las inclemencias meteorológicas), la protección de la red informática, la capacidad de adaptación a los picos de carga y de equilibrado dinámico de la red eléctrica, y el mantenimiento de las condiciones operativas a lo largo de todo el ciclo de vida son factores estratégicos de una política de despliegue de IRVE.

 

Monetización

“El tema de la monetización (de la tarifa de la recarga a la gestión de los flujos de pago electrónico en los puntos de carga, pasando por la facturación) también tendrá un peso importante en los pliegos de condiciones. Hasta el 31 de diciembre de 2024, la recarga se considera una prestación en especie ofrecida por el empleador y está exenta de impuestos. ¿Pero qué pasará después? Hay que empezar a planificar ahora las opciones que se aplicarán mañana”, explica Pierre Megret.

El desarrollo del parque de IRVE en los edificios terciarios sin duda experimentará curvas de aceleración exponenciales. El uso por parte de las empresas de soluciones integradas puede considerarse una garantía de máxima durabilidad de sus equipos.

 

12/09/2024