La empresa Connected Worlds ha desplegado junto con Axians una red de sensores en los Países Bajos que permite a las ciudades controlar con precisión parámetros como el tráfico y la contaminación en beneficio de sus habitantes.
Una nube de polvo indica la ubicación de las obras que se están llevando a cabo en una ciudad neerlandesa en pleno proceso de renovación, donde se está derribando una antigua fábrica para construir varios bloques de apartamentos. El encargado de la obra supervisa el tráfico de camiones que transportan los escombros a medida que una enorme excavadora derriba lo que queda de las paredes. De repente, una alerta suena en su smartphone: el nivel de contaminación del aire en la zona ha alcanzado el límite establecido. El encargado de la obra deberá adoptar las medidas necesarias para reducir los indicadores hasta los límites fijados por la autoridad que ha concedido el permiso de demolición.
Smart City Monitor, el dispositivo que permite controlar automáticamente la calidad del aire, ha sido desarrollado por Connected Worlds. Esta consultora especializada en la transición digital de las ciudades colabora con Axians, la marca de VINCI Energies especializada en las TIC, para ayudar a las autoridades municipales a crear un entorno de vida más sano. Su programa “National Smart City Living Lap” es un buen ejemplo de ello.
Mientras que, en 2018, la ciudad de París desplegó junto con Citeos, otra marca de VINCI Energies, una red de microsensores para ajustar el modelo de medición de la calidad del aire de Airparif e implementar así medidas más concretas, Connected Worlds trabaja con distintas ciudades y organizaciones gubernamentales en los Países Bajos, en el marco del Acuerdo de París sobre el clima.
“Este dispositivo aéreo es la mayor red privada de mediciones de la calidad del aire y del nivel de sonido. En 2018, registró y trató más de 9.000 millones de datos”
“Las situaciones y las necesidades de cada ciudad pueden variar”, explica Hans Nouwens, director de Connected Worlds, “pero la estrategia es casi siempre la misma: por un lado, se trata de poner a disposición de las autoridades locales una red aérea de sensores para medir todo tipo de datos sobre la calidad del aire y el medio ambiente, incluida la contaminación acústica. Por otro lado, intentamos ofrecerles herramientas operativas que no solo permitan evaluar el alcance de los problemas, sino especialmente actuar en tiempo real para abordar las causas de la contaminación. Esto se consigue enviando alertas a los habitantes, a los controladores de tráfico, al gobierno local, etc.”.
En el caso del proyecto de demolición, el responsable de las obras recibe una notificación automática en su dispositivo que le informa de que debe mantener los niveles de contaminación dentro del límite establecido por los responsables de la ciudad inteligente, con la ayuda de Connected Worlds.
“Hoteles de sensores”
Entre el sensor que mide el nivel de contaminación, por ejemplo, y la notificación que llega al smartphone, los datos los trata el sistema desarrollado por Connected Worlds, que incluye “hoteles de sensores”, una plataforma IoT configurada y administrada por Axians en la modalidad MaaS (Machine as a Service).
Estos “hoteles” se instalan en los postes de luz de la ciudad y están diseñados para albergar todo tipo de sensores. Disponen de una fuente de alimentación y de varios dispositivos para garantizar la conectividad. La versión utilizada en el Smart City Living Lab permite medir los niveles de dióxido de nitrógeno, dióxido de carbono y partículas finas en suspensión, así como la temperatura y los niveles de sonido. Además, cuenta con varios sensores para gestionar los dispositivos. Las mediciones se procesan y se traducen en datos utilizables en la plataforma IoT que genera las alertas útiles.
“Este dispositivo aéreo es la mayor red privada de mediciones de la calidad del aire y del nivel de sonido. En 2018, registró y trató más de 9000 millones de datos”, señala Hans Nouwens.
Las ciudades neerlandesas equipadas con este dispositivo agradecen poder usar esta solución tecnológica, ya que les permite gestionar de manera muy precisa la smart city, en particular porque favorece la participación ciudadana y promueve la colaboración entre diferentes servicios de la ciudad.
Soluciones personalizadas
Además, gracias a la solución de Connected Worlds, las administraciones locales pueden conectarse a la plataforma IoT mediante una interfaz de programación de aplicaciones (API) abierta y usar los datos en sus propios sistemas. “Las ciudades elaboran sus propias recomendaciones y definen sus servicios, muchos ya se han puesto en marcha”, destaca el director de Connected Worlds.
Por ejemplo, en el ámbito de la movilidad, gracias al Smart City Living Lab se ha podido evaluar el impacto de los semáforos en la calidad del aire en las intersecciones. Al constatar que los picos de contaminación provocados por el hecho de detener y arrancar el vehículo tenían una clara y probada repercusión más allá del semáforo, los investigadores pensaron en reducir los niveles de partículas finas en suspensión y de dióxido de nitrógeno (NO2) regulando los semáforos de tal manera que los camiones se encontraran con una serie continua de semáforos en verde para cruzar la ciudad.
Otro ámbito de aplicación es el de la contaminación acústica. Para hacer frente a un problema de ruido posiblemente relacionado con la proximidad de un colegio de 4000 alumnos, un municipio recurrió a la red de sensores para medir los niveles de sonido en las inmediaciones de la escuela y en el distrito en el que se encuentra. Tras constatar, para su sorpresa, que el ruido ocasionado por los alumnos era inferior al generado por el distrito, las autoridades locales pudieron dejar de lado los prejuicios relacionados con los estudiantes y centrarse en los problemas reales.
Con esta clase de gestión de proyectos basada en un sistema de medición, que el director de Connected Words resume con la expresión “Smart City as a Service”, “las ciudades logran alcanzar sus objetivos de transformación digital el doble de rápido”, concluye.