La capital de los Países Bajos se ha marcado una hoja de ruta ejemplar para alcanzar una economía totalmente circular de aquí a 2050 mediante el control de las cadenas de producción y de consumo.
Hace ya cinco años que Ámsterdam emprendió un importante cambio de rumbo al decidir sustituir el tradicional modelo de desarrollo lineal por un proyecto de economía circular con el fin de no agotar por completo los recursos del planeta. Las soluciones implementadas implican la reutilización de distintos materiales, y en primer lugar de las materias primas. Al reducir los residuos al mínimo mediante el uso de las energías renovables, la economía circular facilita la consecución de los objetivos climáticos, tal como constata el informe adoptado por la ciudad de Ámsterdam: “Estrategia circular 2020-2025”.
Esta hoja de ruta se inscribe en la línea de las pruebas llevadas a cabo por la ciudad en el ámbito de la construcción, especialmente en el nuevo barrio creado de acuerdo con estándares circulares, cerca del aeropuerto internacional de Schiphol. La hoja de ruta describe las acciones que deben adoptarse para reducir a la mitad el uso de nuevas materias primas de aquí a 2030 y lograr una economía completamente circular en 2050.
La construcción y el tratamiento de residuos orgánicos se consideran los motores potenciales de la transición hacia la circularidad.
Este plan estratégico se basa en los resultados del trabajo realizado con la herramienta City Circle Scan, que ha identificado los sectores en los que la ciudad podría conseguir avances significativos mediante la implementación de modelos de negocio en línea con soluciones sostenibles. La construcción y el tratamiento de residuos orgánicos se consideran los motores potenciales de esta transición.
Se han calculado los posibles beneficios que comportaría la inversión en estos dos ámbitos. Según indica el informe, la implementación de estrategias de reutilización de los materiales puede generar 85 millones de euros de valor al año, mientras que un tratamiento más eficaz de los flujos de materia orgánica puede comportar 150 millones de euros anuales. El ahorro de materiales podría alcanzar casi las 900.000 toneladas al año, una cantidad a comparar con las importaciones anuales de la región, que ascienden a 3,9 millones de toneladas. También tendría consecuencias sobre el empleo: la mejora de la productividad debería comportar la creación de 700 puestos de trabajo en el sector de la construcción y de 1.200 en el sector agroalimentario.
MenosReducción de la logística
El Plan Estratégico 2020-2025 establece una hoja de ruta para cada una de las cadenas de valor que sustentan la economía circular: alimentación y flujos de residuos, bienes de consumo y construcción. Con el fin de proporcionar un sistema alimentario sostenible, el plan prioriza los circuitos cortos y apuesta por el consumo de productos regionales mediante la promoción de la agricultura circular y la agricultura urbana. Con estas medidas, debería reducirse el impacto de la logística en el medio ambiente.
La ciudad de Ámsterdam se ha implicado en el plan de acción alimentaria de varias formas: mediante la compra de productos regionales y la promoción de la agricultura urbana. Entre las experiencias que ya se han puesto en marcha, la iniciativa de los habitantes del distrito K. puede considerarse una prueba piloto. Los habitantes de la zona se han hecho cargo de la gestión de Zuidoost Food Forest, un bosque en el que se producen bayas, hierbas, árboles frutales y hortalizas.
Para mejorar la recogida y el tratamiento de los residuos, siempre con el fin de reducir los desperdicios, está previsto que antes de 2023 se traten por separado los flujos de cocina y los de jardín. El informe señala que la ciudad se implica “dando un buen ejemplo” y concienciando a los habitantes sobre la separación de los residuos no contaminados. Además, prevé la creación de lugares de recogida y reutilización de los residuos.
Compartir y reparar
El tema de los residuos no alimentarios está relacionado con el cambio de comportamiento de los ciudadanos respecto al consumo y la compra de algunos productos, como por ejemplo los electrónicos, los textiles y el mobiliario. En este ámbito, se trata de dar con las soluciones para ampliar la vida útil de dichos objetos y evitar la incineración de materias primas y otros residuos.
La ciudad de Ámsterdam quiere predicar con el ejemplo, por lo que se ha fijado como objetivo reducir su consumo global en un 20% de aquí a 2030. Para lograrlo, está implementando un proceso de abastecimiento 100% circular que empezará con los bienes fungibles y el mobiliario de los locales municipales. En el caso de los habitantes, la reducción del consumo pasa por compartir los dispositivos y los materiales, de modo que el uso prevalga sobre la posesión. En este sentido, la ciudad quiere fomentar las prácticas y los espacios de reparación.
El tercer eje de esta economía circular implica el entorno edificado, desde la construcción y la renovación de los edificios hasta el diseño de los espacios públicos y las vías de circulación. En este caso, también se marcan unas fechas y cifras concretas: de aquí a 2050, el 50% de todas las actividades de rehabilitación y mantenimiento de los edificios seguirá los principios de la construcción circular.
Esta estrategia circular, que se basa en el concepto de la “ciudad donut” (véase el recuadro), pretende ser escalable. A partir de 2021 está prevista una primera evaluación de los distintos proyectos para saber qué funciona y perfeccionar las futuras acciones circulares. Con el objetivo de dirigir mejor el despliegue de la economía circular, Ámsterdam ha desarrollado una herramienta de supervisión que permite rastrear las materias primas y evaluar las iniciativas.
La ciudad donut
La estrategia circular de Ámsterdam se basa en un modelo económico de “City Doughnut” en el que la ciudad se presenta bajo un esquema en forma de donut. Desarrollado por Kate Raworth, economista británica, The Amsterdam City Doughnut constituye un marco de evaluación basado en cuatro ejes: social, ecológico, local y global.
El primer círculo del diagrama incluye todas las necesidades básicas que deben satisfacerse para vivir bien: acceso al agua potable, a la alimentación, a una vivienda digna, a instalaciones sanitarias, a la energía, a la educación y a los cuidados, así como el derecho a una renta, a expresar las ideas políticas y a la igualdad de género. Si un habitante no tiene acceso a estos principios vitales, vive “en el hueco del donut”.
El círculo exterior del donut enumera las necesidades del planeta. La combinación exitosa de ambos círculos define la economía circular eficiente.
19/11/2020
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