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El sector industrial del cemento y el hormigón genera por sí solo entre el 5 y el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Pero la descarbonización del sector, crucial para lograr el objetivo de cero emisiones netas, no ha hecho más que empezar.

Drone view of two towers with conveyor belts transporting cement on factory in Asturias, Spain

Con casi 6.000 millones de metros cúbicos producidos al año, el cemento es la segunda materia más consumida en el mundo después del agua. El sector industrial del cemento y el hormigón genera entre el 5 y el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). Si la fabricación del cemento, uno de los componentes del hormigón obtenido a partir de una mezcla de piedra caliza y arcilla, emite gran cantidad de gases de efecto invernadero, se debe a la cocción de la piedra caliza y la arcilla en hornos a 1.400 °C, lo que provoca una reacción química que produce grandes emisiones de CO2 y da lugar a la formación del clínker, material esencial del cemento.

Paralelamente a la cantidad de GEI acumulados desde la revolución industrial, la producción de cemento y hormigón no para de aumentar, debido sobre todo a la demanda de China e India. En consecuencia, la Agencia Internacional de la Energía prevé un incremento de las emisiones mundiales directamente vinculadas a la producción de cemento de entre el 12 y el 23% de aquí a 2050.

El reto de la descarbonización del sector es, por tanto, crucial para el futuro del planeta, pero también para una industria que se ha convertido en el blanco de cada vez más críticas, en especial por parte de organizaciones ecologistas. A escala mundial, las ambiciones del sector son importantes: tras una reducción del 20% de sus emisiones de GEI entre 1990 y 2020, aspira a una reducción del 25% entre 2020 y 2030, antes de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, según la Global Cement and Concrete Association.

En Francia, el sector genera el 2,4% de las emisiones de GES, y entre las 50 plantas industriales con mayores emisiones de CO2 identificadas por las autoridades públicas, veintiuna son cementeras. Para acelerar la descarbonización, los fabricantes de cemento han firmado recientemente “contratos de transición” con el gobierno. La asociación empresarial France Ciment ha revisado su hoja de ruta de descarbonización, establecida dos años atrás, para fijar objetivos mucho más ambiciosos: una reducción, con respecto a 2015, del 50% de sus emisiones de CO2 en 2030. La  nueva normativa medioambiental RE2020 para edificios nuevos, en vigor desde 2022 y que busca reducir la huella de carbono de las nuevas construcciones, no es ajena a este ajuste.

Proyectos emblemáticos para dar inicio al movimiento

“Las palancas de la hoja de ruta de la descarbonización se están desplegando en los distintos centros sobre la base de contratos de transición ecológica firmados con el estado. Cada una de estas palancas requiere importantes inversiones”, manifiesta Laure Hélard, delegada general de France Ciment.

Con la publicación de esta hoja de ruta se ha hecho hincapié en cuatro proyectos emblemáticos. El primero consiste en la instalación de una nueva línea de cocción en seco con precalcinador a cargo del grupo Heidelberg Materials en su planta de Airvault, en Deux-Sèvres. En un futuro, el 88% del consumo térmico de la planta se cubrirá mediante combustibles alternativos creados con residuos no reciclables en lugar de mediante combustibles fósiles como el coque o el carbón. El proyecto permitirá reducir la proporción de clínker en el cemento y disminuir así la huella de carbono de la planta en un 27% con respecto a la producción actual.

Por su parte, en asociación con Air Liquide en el proyecto K6, el grupo EQIOM tiene el objetivo de transformar de aquí a 2028 su fábrica de Lumbres, en Hauts-de-France, en una de las primeras cementeras neutras en carbono de Europa. El proyecto pretende capturar y almacenar casi 8 millones de toneladas de CO2 durante los diez primeros años de funcionamiento gracias a la implementación de tecnologías innovadoras.

El tercer proyecto, a cargo del grupo Lafarge, consiste en una línea de producción de arcillas activadas, un nuevo añadido descarbonizado que permite reducir en un 50% la cantidad de carbono de los cementos. Esta nueva instalación de la cementera de Saint-Pierre-la-Cour, en Mayenne, ha sido diseñada para que prácticamente no emita carbono gracias a la reutilización del calor residual del horno de clínker y al uso exclusivo de combustibles alternativos no fósiles, principalmente biomasa procedente de bucles locales de economía circular.

“Las palancas de la hoja de ruta de la descarbonización se están desplegando en los distintos centros sobre la base de contratos de transición ecológica firmados con el estado.”

Por último, el proyecto Argilor del grupo Vicat en su fábrica de Xeuilley, en Meurthe-et-Moselle, busca dotar la cementera de medios de producción de arcillas activadas a partir de arcillas producidas en la planta y de combustibles formados esencialmente de residuos procedentes de los alrededores para alcanzar una descarbonización de aproximadamente un 30%.

Activar las palancas y eliminar los obstáculos

Tal como sucede con estos proyectos, Laure Hélard considera que habrá que activar varias palancas para acelerar la descarbonización del sector. “La captura de CO2 es inevitable, ya que dos terceras partes del carbono emitido proceden de la descarbonización de la piedra caliza en el horno durante la producción del clínker”, explica. “Pero paralelamente, también hay que activar las palancas de la eficiencia energética, de la sustitución de combustibles fósiles y de la optimización de la construcción. La economía circular también desempeñará un papel en la descarbonización, sobre todo con los nuevos cementos regulados en la norma NF EN 197-6, que incorporan finos de hormigón reciclados, y la valorización de los residuos y sus cenizas en el clínker (lodos industriales, arenas para fundición, suelos contaminados…)”.

Quedan por eliminar los principales obstáculos a la descarbonización, empezando por las fuertes inversiones que requiere. En este punto, los fabricantes de cemento cuentan con el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, que entrará en vigor en 2026, pero también con los sistemas de ayudas del estado. “En cuanto a la cuestión del consumo eléctrico, que se duplicará con la captura del carbono, hay que anticiparse a estas necesidades, principalmente en lo relacionado con las conexiones eléctricas. Es esencial para lograr la transición industrial hacia las bajas emisiones de carbono”, concluye Laure Hélard.

 


CIFRAS CLAVE

4.100 millones de toneladas. Producción anual de cemento en el mundo, 52% en China, 6,2% en India y 5,3% en la Unión Europea.

12 a 23%. Previsión de crecimiento de la producción de cemento en el mundo hasta 2050.

5 a 8%. Contribución de la fabricación de cemento a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

2,4%. Contribución de la fabricación de cemento a las emisiones de gases de efecto invernadero en Francia.

-19,2%. Reducción de las emisiones de CO2 de la industria cementera por tonelada producida entre 1990 y 2020.

-25%. Objetivo global de reducción de emisiones entre 2020 y 2030.

-50%. Objetivo de reducción de emisiones en Francia para 2030.

Fuentes: Asociación Mundial del Cemento y el Hormigón, The Shift Project, France Ciment


10/07/2024

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