La fórmula 1 no tiene secretos para él. Éric Boullier, que ha pasado por las grandes escuderías del circuito y es actualmente director general del Gran Premio de Francia de Fórmula 1, ha sido testigo de la profunda transformación que han propiciado los datos en el automovilismo.
Éric Boullier lleva más de 22 años en los circuitos. A sus 45 años, el actual asesor estratégico y embajador del Gran Premio de Francia de Fórmula 1 cuenta con una fulgurante y sólida carrera. Tras haber ocupado los puestos de director técnico de la escudería DAMS, director del Renault F1 Team, Team Principal del Lotus F1 Team y director de competición de McLaren Racing, hoy posee una experiencia inigualable y una nutrida agenda de contactos.
Haber presenciado más de 150 grandes premios desde las primeras filas en calidad de director de equipo otorga cierta autoridad en la materia, y precisamente por eso Christian Estrosi, presidente de la agrupación de interés público (GIP) Gran Premio de Francia, se puso en contacto con él en el año 2017 para proponerle formar parte del equipo del “nuevo” Gran Premio de Francia.
Éric Boullier conocía ese mundo a la perfección: en el 2011, el entonces primer ministro francés François Fillon lo había designado para participar en un grupo de trabajo específico para conseguir que se volviera a disputar el Gran Premio de Francia, que desde el 2008 no formaba parte del calendario del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, un proyecto que fue finalmente abandonado a consecuencia del cambio de mayoría política en el año 2012.
Entre la aeronáutica y el automovilismo
Para Boullier, nacido en Laval en Mayenne, a una hora del circuito de las 24 horas de Le Mans, es una forma de cerrar el círculo que se había iniciado cuando era niño y el dueño de un garaje cercano a casa de sus padres le inoculó el virus del automovilismo llevándolo al mítico circuito de la Sarthe. “A los 14 o 15 años ya era voluntario en los paddocks ¡y pude seguir el duelo Senna-Prost desde las primeras filas!”, recuerda aún con el mismo entusiasmo.
“Cuanto mejor entendemos a la máquina y al piloto, mejor podemos anticiparnos y mayor es nuestra creatividad”
Nunca quiso ser piloto (“quizá por instinto de supervivencia”) y su pasión por la tecnología hizo que se decidiera por estudiar ingeniería en el Instituto Politécnico de Ciencias Avanzadas (IPSA), con la especialidad de ingeniería aeronáutica y aeroespacial. “La tecnología automovilística es similar en muchos aspectos a la utilizada en el ámbito aeronáutico e incluso en el aeroespacial”, comenta. Boullier realizó sus prácticas de final de carrera precisamente en la escudería DAMS, que lo contrataría inmediatamente después.
Datos al servicio de la anticipación
De su experiencia en el automovilismo, Éric Boullier se queda con dos palabras claves: “disciplina y compromiso, ambos al servicio del rendimiento, pero también de la logística, y es que no es cualquier cosa responsabilizarse del trabajo de hasta a 800 personas, un centenar de las cuales están en circuitos repartidos por todo el mundo, con una presión enorme”.
En esta carrera en busca de la excelencia, la tecnología es, por supuesto, esencial. Cada fin de semana de carreras, se transmiten cerca de 100 gigas de datos en tiempo real gracias a una multitud de sensores. “Los datos han transformado la F1 en un deporte de alta tecnología por motivos de agilidad, para lograr mayor rendimiento y seguridad, con el fin de anticiparse y mejorar el coche, pero también de perfeccionar la organización de la F1 en sí misma”, explica Éric Boullier.
“Los datos y la IA son hoy activos importantísimos en la F1”, prosigue. “Cuanto mejor entendemos a la máquina y al piloto, mejor podemos anticiparnos y mayor es nuestra creatividad. Recopilando toda la información de todos los coches de las demás escuderías en tiempo real, podemos tomar decisiones tácticas decisivas, por ejemplo, en reabastecimiento o en cambio de neumáticos”.
La fórmula 1 como inspiración
En cuestión de avances tecnológicos, la F1 está siempre a la vanguardia y suele explorar nuevos terrenos, como, por ejemplo, la energía eléctrica. “La Fórmula E es un laboratorio tecnológico para los constructores que tiene en el punto de mira el desarrollo, en un plazo breve, de aplicaciones en los vehículos destinados al gran público”, opina Éric Boullier, para quien “sectores industriales enteros, como el del automóvil o el de la energía, podrían inspirarse en la F1”.
Boullier sigue realizando este trabajo de anticipación, pero ahora lo hace en el Gran Premio de Francia. Quizá la IA y los datos no estén tan presentes, pero su misión, más allá de su función esencial de intermediación entre todas las partes (equipos, pilotos, Formula One Management y otros agentes implicados), sigue siendo de previsión, en este caso, de los cambios de reglamentos o incluso de formato de los grandes premios, pensados para rejuvenecer y feminizar el público de la F1.
14/11/2019