Nombrado en marzo de 2021 director general de 2050, un nuevo fondo de Inversión de Impacto, el cofundador de PriceMinister busca cambiar el mundo empezando por cambiar el modo en el que se financia. Un ejercicio de liderazgo.
¿Qué tienen en común los objetos conectados, la huella de carbono de las empresas y las flores éticas? La respuesta es: un fondo de inversión denominado 2050. Wethings, Sweep y Fleurs d’ici son los tres primeros proyectos de gran impacto social y medioambiental apoyados por este nuevo vehículo de inversión fundado a finales de 2020 por Marie Ekeland, cuya dirección general acaba de ocupar Olivier Mathiot.
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“2050 se inscribe en la búsqueda de sentido de las generaciones actuales. ¿Qué podemos hacer con el dinero? O nos contentamos con ganar más o ganamos teniendo en cuenta los impactos sociales y medioambientales de la empresa. Este es el proyecto de 2050”, explica Olivier Mathiot, cofundador de PriceMinister y vicepresidente de France Digitale, organismo en el que conoció a Marie Ekeland, coimpulsora de esta asociación francesa de tecnología. Olivier Mathiot está convencido, desde un punto de vista financiero, de que la inversión “fértil” es una apuesta ganadora: “Es un compromiso que cumple con las expectativas tanto de los consumidores como de los empleados”.
“2050 se inscribe en la búsqueda de sentido de las generaciones actuales.”
Este especialista en capital riesgo, que a lo largo de una docena de años ha apoyado a decenas de start-ups, tiene la misión de preparar al fondo para una inversión de 1.000 millones de euros que prevé realizar en un plazo de 5 a 6 años. “Este proyecto es una oportunidad para volver a implicarme en una aventura empresarial y reconectar conmigo mismo: para mejorar el mundo, podemos empezar por mejorar el modo en el que lo financiamos”, afirma Olivier Mathiot, que en su trabajo como inversor valora por encima de todo la inteligencia colectiva y la transdisciplinariedad.
La agilidad como directriz
“Cuando inviertes en agricultura o en la bicicleta eléctrica, tienes que conocer el tema a fondo”. Una forma de agilidad que siempre ha buscado en los proyectos por los que ha apostado. “Para mí, esta agilidad ―esencial para el éxito del proyecto― depende de un factor clave: el factor humano. Es decir, la capacidad de adaptación de los equipos, su sentido de la escucha, su ambición y su deseo de incidir en los usos del mercado en el que invierten”.
Olivier Mathiot se ha servido de la agilidad a lo largo de toda su trayectoria personal y profesional. Proveniente de una familia de ingenieros (su padre se licenció en la escuela politécnica, su hermano se formó en artes y oficios, y su hermana es ingeniera agrónoma), este alumno brillante dejó su Grenoble natal para iniciar una “trayectoria más generalista” matriculándose en la Escuela de Estudios Superiores de Comercio (HEC).
“Siempre me he debatido entre el mundo de los negocios, la realidad económica y un universo más creativo. Pensé que la Escuela de Comercio me abriría un gran abanico de posibilidades”, explica. Empezó su carrera en el mundo de la publicidad. Disfrutó mucho de esa etapa, “aunque la publicidad de finales de los noventa ya no era la publicidad brillante de Jacques Séguéla. Pero para mí fue una buena escuela, divertida, donde me crucé con gente de perfiles muy dispares”.
Peso en el debate público
Cependant en 2001, quand son cousin, Pierre Kosciusko-Morizet, lui présente son projet d’entreprise, il n’hésite pas une seconde et lui propose de devenir son associé et directeur marketing. C’est le début de l’aventure Price Minister. « C’était l’occasion d’être indépendant, de ne plus être au service des décisions des autres ».
Sin embargo, en 2001, cuando su primo Pierre Kosciusko-Morizet le habló de su proyecto empresarial, no lo dudó ni un segundo y le propuso convertirse en su socio y director de marketing. Fue el inicio de la aventura PriceMinister. “Era la oportunidad de ser independiente, de dejar de estar al servicio de las decisiones de los demás”.
También en este caso tuvo que demostrar agilidad: “Cada año es diferente, hay que adaptase a la evolución de la empresa”. Cuando, diez años más tarde, Rakuten compró PriceMinister, Olivier Mathiot se reafirmó en su idea: “Mantuvimos cierta forma de independencia respecto a la sede japonesa”. Pero en 2017, PriceMinister tuvo que hacerse a un lado para dejar sitio a Rakuten.
“Se cerraba una etapa y me fui. De esta experiencia guardo el recuerdo de una bonita aventura humana y el orgullo de haber creado una marca que innovó en su mercado”. De esta etapa empresarial y de sus años como business angel aprendió que una captación de fondos a menudo es sinónimo de crisis: “La empresa cambia de dimensión, llegan nuevas personas, hay que reinventar la dirección. A menudo es complicado. Generalmente, la actividad suele ralentizarse…”. En estos momentos es cuando aparecen los verdaderos líderes.
Actualmente, el antiguo portavoz del movimiento de los “pigeons” que en 2012 se opuso a la reforma impositiva de las cesiones de empresa, autor de La gauche a mal à son entreprise (Plon, 2013), confía en seguir teniendo peso en el debate público gracias “al hackeo de la próxima campaña presidencial, principalmente a través de France Digitale”. En su opinión, “es el momento de darle al botón de reset… pero por ahora no veo proyectos sociales que vayan en esta dirección”.
De ahí a refugiarse en la ficción… Aficionado al cine, le gustaría dedicar más tiempo a escribir sobre el mundo empresarial, “una fuente de inspiración inagotable”. En estos momentos tiene entre manos el guion de una serie de televisión sobre las start-ups que ya ha presentado al grupo AB.
14/10/2021