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Puntos de vista de personalidades destacadas, dirigentes, investigadores y líderes de opinión sobre temas de actualidad o temas clave en materia de transformación digital y transición energética.

La pandemia de la COVID-19 ha cambiado las prioridades a escala planetaria. La lucha contra el calentamiento global parece haber quedado relegada a un segundo plano y, con ella, las ambiciones de la Unión Europea, que se ha fijado la meta de reducir en un 55% sus emisiones de gas de efecto invernadero de aquí a 2030 y alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono de aquí a 2050.

Sin embargo, esta crisis mundial que ha obligado a cerca de la mitad de la humanidad a confinarse durante varias semanas también ha demostrado el fuerte impacto medioambiental del transporte. La industria forma parte de los sectores de actividad que más gases de efecto invernadero emiten, si se integran  todas sus externalidades, y entre ellas el transporte,  Debe ser la propia industria la que acelere sutransformación. La crisis sanitaria ha puesto en relieve la importancia  , antes subestimadas, de la reubicación de la producción, el teletrabajo y la economía circular.

Para ser parte de la solución, y no del problema, la industria dispone de tres mecanismos: la reducción de sus propias emisiones, el diseño de productos más “verdes” y la evolución de sus modos de producción.

  1. En materia de emisiones de gas de efecto invernadero, la industria puede optimizar su eficiencia energética y recurrir a las energías renovables. Puede almacenar y reutilizar el CO2 que emite. Y también puede adoptar un ciclo de producción más ecoeficiente (ecodiseño, procesos más eficaces, materiales bajos en carbono, soluciones de producción alternativas…).

Es hora de pasar del reciclaje a la reutilización, cuyo balance de carbono es considerablemente mejor”

Esto requerirá reutilizar sus  energías vertibles como por ejemplo el agua caliente, cuyo vertido puede perturbar el ecosistema y también suscomponentes,  herramientas y oladrillos tecnológicos a la hora de reconstruir  una nueva cadena de producción. Es hora de pasar del reciclaje a la reutilización, cuyo balance de carbono es considerablemente mejor y cuyoenfoque reduce las interdependencias entre países, previene los riesgos de ruptura de abastecimiento y mejora, en definitiva, la resiliencia de los sistemas de producción.

  1. En cuanto a la producción de productos más ecocompatibles, no faltan posibilidades, sea cual sea el sector. Desde la producción de materiales de construcción, con mejor rendimiento energético hasta el diseño de vehículos eléctricos con piezas reutilizables, pasando, como en aeronáutica, por la utilización de materiales más ligeros para reducir el consumo de energía o por la integración de una electrónica miniaturizada para optimizar el uso de una máquina o de un producto. Los ejemplos abundan.
  2. Y, por último, la evolución de los modos de producción. En este ámbito, la industria puede optar por dos ejes principales. El primero consiste en desarrollar unas unidades de producción más flexibles, más autónomas y locales, que respondan lo mejor posible a las necesidades. En el segmento del “transporte”, el impacto es inmediato en materia de balance de carbono tanto para el personal como para los productos. En la actualidad, la automatización y la inteligencia artificial hacen que esta reubicación sea posible.

La práctica del teletrabajo, cuya eficacia ha quedado demostrada con su uso masivo durante la crisis de la COVID-19, también representa una oportunidad para la industria, tanto desde el punto de vista de su necesaria adaptación organizativa (con la ayuda de la automatización y los sistemas inteligentes de control y de seguimiento) como de su contribución a la mejora del balance de carbono al disminuir el tiempo de desplazamiento del personal.

El segundo eje se centra en la conexión entre la industria y su ecosistema, con externalidades positivas más allá de su mera producción. Por ejemplo, mediante la explotación del suelo industrial para la producción agrícola, favoreciendo así los circuitos cortos tan reclamados por la población durante la crisis sanitaria. Pero también mediante el uso del CO2 emitido para producir algas y espirulina con fines cosméticos y farmacéuticos, o de las superficies asfaltadas de las zonas industriales para producir calor, gracias a procedimientos como el Power Road desarrollado por Eurovia.

Lograr que la industria deje de ser un problema sino parte de la solución, tanto en términos de reubicación como de cambio climático, implica sobre todo plantearnoslo. Posteriormente nos daremos cuenta de que las pistas a explorar son más numerosas y sencillas de los que nos imaginábamos.

14/09/2020

Bruno Nicolas

Director de la marca Actemium

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